8.8.06

Dos

Cuando despertó no sabía dónde estaba. Le ardía la garganta.

“Hola Lucas.”

Las palabras retumbaban lejanas. Quería mirar hacia un lado, coger el teléfono, decirle que no tenía ninguna necesidad de Óscar, que podía prescindir de él… Pero todo le pesaba. Prestó atención. Despacio. Buscó el calor de su cama. Buscó la tibieza del sol entrando por los ventanales del loft. Nada… (Rojo. Intermitente.)

“Espero que recibas mis mensajes.”

¿Ella? Debía estar cerca… ¡Si aún podía oírla! Tenía que ir al aeropuerto… ya no estaría allí. Iría al hotel para decirle que… ¿qué tenía que decirle? ¿Óscar…? Lo apartó mentalmente como quien aparta a una mosca molesta y sigue con lo suyo… Tengo que vestirme, cambiarme la camisa, limpiar ese zapato… no puedo ir por ahí manchado de sangre…

¿Sangre?
¡¿Qué sangre?!

Cuando abrió los ojos el monitor se aceleró y tuvo una taquicardia. La enfermera acudió rápidamente y le inyectó un calmante. El respirador, aferrado a su garganta, seguía a su ritmo, ignorando el del corazón acelerado, que ahora empezaba a estabilizarse. El médico acudió a la habitación y observó el informe del paciente…

-Una puñalada al nivel de las C5-C6… Mañana le retiraremos el respirador… Con suerte podrá mover el hombro derecho… tal vez el codo, pero no es seguro.

Lucas soñaba con luces rojas viscosas e intermitentes sobre un fondo azul cielo. Una enorme avispa que le recordaba a alguien y que sonaba como una sirena de ambulancia le picaba en la espalda… pero no le dolía.

No hay comentarios: