8.8.06

Uno

El silencio retumbaba en sus oídos. Diecisiete mensajes en el contestador. Rojo. Intermitente.

Desde la puerta de entrada, metálica, negra, inexpresiva, hasta el dormitorio del loft, un llavero corriente, unas llaves confundidas, una chaqueta añeja de piel marron, un zapato limpio, una cartera sonriente, un zapato sucio, una corbata suicida.

Cerró los ojos con fuerza intentando huir. Azules. El repentino sonido del teléfono le hizo reaccionar. Ocultó su cabeza bajo la almohada.

"Hola," su voz a través del altavoz del teléfono. "En estos momentos no podemos, o no queremos, atenderte. Déjanos un mensaje si quieres correr el riesgo de que nos pongamos en contacto contigo..."

"Hola Lucas," femenina, dulce, musical. "Te he llamado cuatro veces ya. Espero que recibas mis mensajes. Óscar me dio tu número de teléfono. Me dijo que tú podrías ponerte en contacto con él y hacerle saber que había llegado. Ahora mismo estoy en el aeropuerto. Volveré a llamarte desde el hotel. Gracias."

"¿Óscar?" murmurando. "¿Quién es Óscar? Óscar ya no está, Óscar ya no está..."

La mancha roja de su camisa había manchado ya el azul cielo de sus sábanas.

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